Lo confieso. Yo debo ser de las pocas personas que no ha leído el Quijote. No crean que no me da vergüenza reconocerlo. La verdad es que en la escuela te lo hacían leer obligatoriamente, pero el profe de literatura de ese año decidió que mejor leíamos unos capítulos sueltos para analizar lo que tocaba, y eso era suficiente. No es excusa, pero que le vamos a hacer. Siempre estoy por leerlo y surge algo distinto que me atrae. Pero de este año no pasa.
Además, habiendo conocido el lugar en el cuál se ha inspirado Cervantes para contar las aventuras del “Hidalgo Caballero” (ehhh! algo sé, ven), hay aún más razones.
Tuve la suerte de pasear por Castilla La mancha el pasado finde, y en particular por la provincia de Toledo.
La comunidad de Castilla La Mancha se caracteriza por ser muy árida. Hay pueblos dispersos que parecen desolados.
Además, habiendo conocido el lugar en el cuál se ha inspirado Cervantes para contar las aventuras del “Hidalgo Caballero” (ehhh! algo sé, ven), hay aún más razones.
Tuve la suerte de pasear por Castilla La mancha el pasado finde, y en particular por la provincia de Toledo.
La comunidad de Castilla La Mancha se caracteriza por ser muy árida. Hay pueblos dispersos que parecen desolados.
Lo que me ha dado alguna idea del sentimiento castellano y la historia de Don Quijote, es el poema “Vencidos” de León Felipe, que canta Joan Manuel Serrat en el disco Mediterráneo. Se los regalo, además de algunas fotitos de los gigantes contra los que peleaba el Quijote.
Vencidos
Por la manchega llanura
se vuelve a ver la figura
de Don Quijote pasar.
Y ahora ociosa y abollada va en el rucio la armadura,
y va ocioso el caballero, sin peto y sin espaldar,
va cargado de amargura, que allá encontró sepultura
su amoroso batallar.
Va cargado de amargura,
que allá «quedó su ventura»
en la playa de Barcino, frente al mar.
Por la manchega llanura
se vuelve a ver la figura
de Don Quijote pasar.
Va cargado de amargura,
va, vencido, el caballero
de retorno a su lugar.
¡Cuántas veces, Don Quijote, por esa misma llanura,
en horas de desaliento así te miro pasar!
¡Y cuántas veces te grito:
Hazme un sitio en tu montura
y llévame a tu lugar;
hazme un sitio en tu montura,
caballero derrotado,
hazme un sitio en tu montura
que yo también voy cargado de amargura
y no puedo batallar!
Ponme a la grupa contigo, caballero del honor,
ponme a la grupa contigo,
y llévame a ser contigo pastor.
Por la manchega llanura
se vuelve a ver la figura
de Don Quijote pasar...
León Felipe
se vuelve a ver la figura
de Don Quijote pasar.
Y ahora ociosa y abollada va en el rucio la armadura,
y va ocioso el caballero, sin peto y sin espaldar,
va cargado de amargura, que allá encontró sepultura
su amoroso batallar.
Va cargado de amargura,
que allá «quedó su ventura»
en la playa de Barcino, frente al mar.
Por la manchega llanura
se vuelve a ver la figura
de Don Quijote pasar.
Va cargado de amargura,
va, vencido, el caballero
de retorno a su lugar.
¡Cuántas veces, Don Quijote, por esa misma llanura,
en horas de desaliento así te miro pasar!
¡Y cuántas veces te grito:
Hazme un sitio en tu montura
y llévame a tu lugar;
hazme un sitio en tu montura,
caballero derrotado,
hazme un sitio en tu montura
que yo también voy cargado de amargura
y no puedo batallar!
Ponme a la grupa contigo, caballero del honor,
ponme a la grupa contigo,
y llévame a ser contigo pastor.
Por la manchega llanura
se vuelve a ver la figura
de Don Quijote pasar...
León Felipe