domingo, 28 de junio de 2009

Miedos


Me encanta el verano. Volver de Buenos Aires, y que me espere este calorcito, Madrid con sus terrazas, los días largos, la gente de buen humor. Me encanta, no quiero que termine. Pero la verdad verdadera, es que me da miedo que termine. Porque siento que es lo que me mantiene de buen humor para aguantar la lejanía, la vuelta.

Es verdad que cada vez me siento más en casa. Uno ya tiene historias propias en el lugar. Madrid, en cierto modo, me empieza a pertenecer. A lo mejor eso también me da miedo. Al principio (y esto lo hable con alguien, no me acuerdo quién, y creo que fue una buena aproximación de lo que me pasa) sentís que no tenés pasado, no sos “nadie”. Porque hables de lo que hables, nadie sabe dónde está Avenida La Plata y Cruz, y los motivos por los que pasaba por allí. Nadie entiende que es haber ido al “Acosta”, nadie sabe de qué le hablás cuando contás las tardes en las que tomabas mate en la “parlante” (biblioteca de la facu), ni cómo bailaba en “Cinema”, o cuando me fui de campamento al sur…

Pero como decía, hay cada vez más historias. Yo ya llevo a la gente que me visita a comer a sitios que me gustan, que conozco, que descubrí paseando por mi Madri.

Y me da miedo. Me da miedo olvidarme de Buenos Aires, me da miedo no quererlo más.

domingo, 21 de junio de 2009

Comparaciones (odiosas, y no tanto)


Una de las primeras cosas a las que ya me cuesta acostumbrarme en Buenos Aires es a cruzar la calle. Esto viene bien para los futuros turistas que vayan a Argentina. Nunca, pero nunca, crucen la calle sin mirar antes, aunque estén en la senda peatonal (paso de cebra) y haya un semáforo a vuestro favor (semaforo con el hombrecito en verde). En Buenos Aires el peatón tiene que ceder todo al coche, ¿está claro?

Lo segundo importante es, agárrense fuerte en el colectivo (autobús). Ni se les ocurra ir alegremente medios relajados, porque en el primer frenazo, se estampan contra lo que sea.

Lo que si hay, y que extraño mucho en Madrid, son los kioscos. Acá los kioscos son los de los periódicos, donde venden las revistas y el diario. Allá, son un paraíso terrenal para mis ojos. Todo lleno de golosinas, alfajores, bizcochitos y otras cosas más, y abiertos hasta altas horas de la noche (aunque depende el barrio y los peligros que este tenga). Me gusta ir encontrándome uno en cada cuadra. Extraño los kioscos como Martín padre, en la película “Martín (H)”, extrañaba la gente que silbaba en Buenos Aires en la calle, por cualquier rincón.






jueves, 4 de junio de 2009

El mañana es hoy



Había prometido que hablaría del tema que me había propuesto Paula, sin quererlo, y recién hoy, y desde Buenos Aires (porque la porteña se vino nomás, y ya les contaré muchas cosas muy jugosas, porque hay tema para rato) me pude sentar a escribir y ponerme al día con el blog. Decía que Paula andaba medio obsesionada con las mujeres profesionales, el éxito que estas tiene en proporción a su vida sentimental, amorosa y familiar. En parte yo la entiendo, porque tengo un sentimiento parecido.

Paula había encontrado un par de notas en el periódico que hablaban de mujeres destacadas que habían apartado totalmente una vida familiar y me las mando por mail. Me hizo pensar mucho en cuanta razón tenían, si era lógico o no, si todas las mujeres nos sentimos así, cómo lo viven las españolas y cómo lo vivimos las argentinas.
Cuesta mucho, sí que cuesta. Históricamente, nunca hemos tenido un lugar suficiente para nada (culpa nuestra, de los hombres o de quien sea). Me pregunto por qué siempre hemos estado en inferioridad de condiciones. Porqué en la época del auge de Grecia, por ejemplo, no eras dignas de nada. Me recordó mi pequeño debate sobre el aborto, lo insignificantes que parecemos hoy en día, que parece que no somos capaces de decidir al respecto (no me refiero solo al hecho de abortar, sino también al hecho de que parece que ni siquiera podemos controlar el usar un condón o tomarnos o no una pastilla).
Creo que seguimos en desigualdad. Creo que, desgraciadamente, Paula tiene mucha razón en estar tan preocupada. Al final, tenemos que estar muy pendientes de programar cuando nos emparejamos, cuando nos vamos a vivir con la pareja, cuándo tendremos hijos, si pusimos la lavadora o había leche en el frigorífico. Al final, no es lo mismo ser hombre que mujer, por mas ministras que haya puesto Zapatero.

Les dejo los links que me mandó Paulita, muy muy interesantes.

Hypatía de Alejandría:
http://www.elpais.com/articulo/sociedad/Hypatia/Alejandria/primera/mujer/astronoma/elpepusoc/20090429elpepusoc_5/Tes

Rita Levi-Montalcini

http://www.elpais.com/articulo/reportajes/pueda/pensar/quiero/ayuden/morir/dignidad/elpepusocdmg/20090419elpdmgrep_4/Tes