lunes, 31 de agosto de 2009

Un respiro


Madrid es una ciudad con museos importantes. Pero yo creo que no solo son importantes; además son agradables. Tengo la suerte de conocerlos, así como los museos de París (Louvre, Orsay, Centro de Arte Pompidou), algunos de Italia…y bueno, algunos otros por el mundo.

Tengo que decir que no entiendo nada de arte, y tal vez por eso me importa que los museos, además de contener algo interesante, sean agradables.

Siempre me siento como en casa en el Reina Sofía.
Un poco más duro es quizás el Prado. El Tyssen me parece un poco frio, pero no pierde encanto (quizás lo asocio a su dueña, jiji). El Sorolla es muy cálido, y ni que acotar de Sorolla en sí mismo. Y no me pasó eso, nunca, con ningún otro museo de alguna otra ciudad, ni siquiera cuando aún ni pensaba en vivir en Madrid.

Es una suerte tenerlos. Y hoy me apetecía darme una vuelta por el Reina Sofía, y así lo hice. Por primera vez me metí sola. No es que me moleste, pero no estaba acostumbrada. Es raro moverse sola por un museo, pero descubrí que es muy agradable ir “a mi bola”. Me lo pasé genial, y después de unas semanitas de mucho trabajo (aunque no desagradable) me venía de perlas tomarme este respiro.
Les dejo unas imágenes de la muestra de Juan Muñoz, te terminaba hoy. Menos mal que fui.


miércoles, 26 de agosto de 2009

EQUIPAJES



Hacer mudanza hace que en el camino dejes cosas. Al principio crees que no te podés desprenderte de nada, sobre todo de aquellas cosas que pertenecieron a alguien que no está o que se relacionan con algo que te gustaba, te gusta, amabas. También te pasa con cosas que marcaron una época, un momento feliz.

Pensas que no te podés desprender, y en cada viaje te desprendés más y más. No es que no te importe, pero te das cuenta que te llevas las cosas puestas en el alma. Eso sí, de lo que nunca pude ni puedo desprenderme es de las fotos. Incluso cuando alguna vez me he encontrado fotos tiradas, en la calle, de alguien que ni se, incluso allí siento una pena infinita. Me pregunto ese o esa pobre…¿Qué habrá hecho sin su foto?

Mis fotos son un tesoro invalorable.

Mamá contenta, que mira a Diego. Diego con apenas un año, aferrado al volante de un coche, soñando que conduce. Yo mirando a mis primos, yo en la calesita (tiovivo). Papá con los brazos en jarra (como siempre) al borde de una carretera. Papá joven. Mamá joven. Yo pequeña. Yo en la escuela. Diego saltando una ola…

Cómo puede ser que ese trozo de papel, con un instante mágico, único en el tiempo, irrepetible, esté ahí….en un trozo de papel, del que no me puedo desprender.

sábado, 15 de agosto de 2009

Veranos en Madrid/Veranos en Buenos Aires


Me gusta la ciudad en verano. Me gusta que se quede vacía. No me molesta quedarme casi sola en el trabajo. Y me pasaba igual en Buenos Aires. Cuando empezaba el año, el centro se vaciaba junto con la feria judicial. Era un placer viajar, caminar, ir a tomar algo. De verdad digo que lo disfruto.
Lo único, es que en Buenos Aires estaba la quinta de mis abuelos. Allá, una quinta es como lo que llaman aquí la casa del pueblo. Generalmente, acá tienen familia an algún pueblo, tanto padres como tíos o abuelos, y se van allí algunos fines de semana o algunas vacaciones. Allá, yo tenía la quinta. Y los fines de semanan de verano, me iba allí a bañarme y tomar solcito.
Existe desde que yo nací, porque mis abuelos compraron aquel terreno hace 40 años. Pusieron muchos empeño y sudor en construir la casita para ir los fines de semana. Y unos años más tarde, hicieron la pileta (piscina).
Mi abuelo plantó limoneros, damasqueros (albarocoque), duraznero, árbol de ciruelas. A mi abuela le perdían las rosas.
Me da la senzación que con la crisis y el precio de todo, nunca podré tener ni siquiera un pedazo de césped. Me gustaría tener una casita donde ir a relajarme y tomar mate descalza, pisando el pasto.
Pero es verdad que mis abuelos compraron aquel terreno siendo abuelos, osea, si veo que me van pasando los años y siendo abuela no tengo nada, ahí, me empiezo a preocupar...





miércoles, 5 de agosto de 2009

Buscando un San Martín


El Teatro San Martin es uno de mis preferidos, en Buenos Aires. Cuando vivía allá, he tomado clases de teatro, me he deleitado con muchas obras, he visto exposiciones de fotos alucinantes y pasaba casi a diario, dado que trabajaba al lado.


La programación siempre fue excelente. Puede que te encuentres con una obra o exposición que no te guste particularmente, pero el nivel es siempre excelente.

Lamentablemente acá no hay un centro cultural semejante. Sí que existen actividades muy similares, pero por separado, no están en el mismo lugar. Mucho se le parece la Casa Encendida, muchísimo…lástima que no es público.

Todo este recuerdo y razonamiento me lo disparó una obra que fui a ver el domingo. Asistí a una obra de ARTE, así, con mayúsculas. En el Teatro Bellas Artes se presenta una compañía uruguaya que hace teatro negro. La obra se llama “El truco de Olej” y me cuesta encontrar palabras para describir las emociones que he experimentado. Fue como volver a la infancia, pero mejor. Era yo misma, en mis treinta y pico, sintiéndome de nuevo como una niña. La sensibilidad de esta gente haciendo lo que hace me hace creer que todavía es posible cambiar y mejorar muchas cosas.

Ojala todo el mundo pudiera disfrutar de algo así. El mundo sería mejor, y no exagero.