domingo, 29 de noviembre de 2009

Para levantar los ánimos



Nada mejor para ahogar las penas que....vino? ginebra? No, no, conciertos! Es que desde que he podido en altura y edad, he ido a conciertos. Recitales, decimos en Argentina.
Si bien es verdad que amo la música, toda, o casi toda, ir a los conciertos me gusta por el ambiente que se crea, la onda. Muchas veces veo a gente que apenas conozco, apenas me sé sus canciones.
Pero no me importa, yo voy y me contagio.

Este último mes ha estado plagado de conciertos por Madrid. Y claro que a todos no pude ir, que no me da la plata! (el dinero) ni el tiempo. Aunque no son muy caros, comparado con lo que salen en Argentina. Eso me da bronca, allá no hay relación entre ciertas cosas y su precio. Bueno, hay muchas cosas que no se entienden ni tienen relación. También es un poco diferente la manera de vivir los conciertos.

Acá es más relajado. También depende de a quien veas, pero la verdad que voy mucho más a gusto acá.

Para empezar hay barras donde te comprás tu cerveza o refresco. No es muy barato, pero la gente circula y, aunque hay momentos en que te podes tirar ahí 3 horas, está tranqui, relajado, como algo más en la fiesta. Luego ni hablar, en Argentina, de irte adelante de todo. Una vez casi pierdo las zapatillas...
No es que acá sea totalmente normal, pero no se arman esas avalanchas donde te pueden caer 5 persona encima, para un lado y para otro...Acá estas apretadito, pero se puede respirar.


Sea como sea, seguiré yendo a los conciertos mientras pueda, espero que me pase como en el de Depeche Mode, donde todos eran “grandecitos”….de edad, me refiero.



Quiero destacar un grupo español, que me parece muy muy bueno. Los vi varias veces en vivo. Les dejo un videillo!




sábado, 14 de noviembre de 2009

Estoy un poco colgada



Se viene el fin de año, las fiestas, muchos puentes juntos (los puentes son los festivos o feriados unidos a los finde semanas…osea, finde largo) y yo estoy más colgada de la palmera que nunca.


No es un cuelgue normal, quizás por eso estoy tan desorientada. Por eso no estoy escribiendo mucho (sirva de justificación, porque a mí me encanta escribir, leerlos y que me lean).

Tengo muchas cosas en la cabeza, muchas ciudades que anduve conociendo en esta bella España, muchas ocurrencias también (aunque espero que no me dé el brote de bronca de la otra vez). También mucho trabajo. Pero estoy desorientada. No asumo que termina el año, que estoy acá, ahora, que tengo mil cosas para hacer, que me esperan muchos retos importantes para mí. Será que el día a día es esto y no me doy cuenta. Parece que en vez del presente, se me impone el futuro. Y se me pasan las horas, los días, los post…
El otro día me agobiaba la idea de perder mi acento. No me había dado cuenta de que lo estaba perdiendo hasta que alguien me dijo, medio confundido, que no se había dado cuenta de que era de otro sitio. Y no sé muy bien por qué me agobió. No es tan importante, o sí? Las cosas que te identifican pasan por mil cosas diferentes, no solo el acento, ya lo sé. Y hace unos pocos días miraba el atardecer desde mi trabajo, desde donde tengo una vista maravillosa de Madrid, que hoy les regalo, y pensaba cuantas veces había visto el atardecer desde mi terraza en Buenos Aires y añoraba, algo, cualquier cosa. Los atardeceres son similares en todas las ciudades, pero había algo que me identificaba con el atardecer de Buenos Aires y no con el de Madrid. Era hermoso y no me pertenecía. Era como decía Martín (H): en Buenos Aires desde la terraza ves techos irregulares, con algún tanque de agua que algún albañil mañoso construyó. Acá son techos te tejas, muy bonitos, como de una gran pueblo. Me pregunto si los techos, los acentos y los soles que pegan por la tarde tienen algo que ver…o soy yo que estoy más que “un poco” colgada.



















No es esta la escena que digo, pero bueno, no la encuentro...