domingo, 28 de marzo de 2010

Primeras impresiones de Bari

Siempre hago alarde de mi suerte y esta vez debo hacerlo nuevamente. He llegado, e han recibido perfectamente, con mucha familiaridad y me estoy sintiendo muy muy bien, acá en Bari.

Hay miles de cosas que me gustaría contar, miles de detalles que he percibido en una semana. Creo que el ser de afuera en un lugar te hace bastante más crítica y atenta a todo. Ya saben que me pasa con Madrid, aunque cada vez más con Buenos Aires. Y ahora en Bari.

De momento, Italia es fascinante, en cuanto a cultura, cultura culinaria y gente. Bari también lo es, aunque es pequeñita y no hay nada muy destacable. Bueno, sí, el mar. Aunque es bastante sucia y desprolija y la gente es gritona, puedo decir que a mi me gusta. También debo de agregar que, contra todo lo que piensan mis compis de trabajo, se trabaja mucho, muchisimo!!! No he parado ya la primer semana, y por eso no he tenido casi tiempo de escribir.

Quiero recalcar la comida. La pasta y la pizza son increíbles, contra todo lo que alguna vez he dicho, que en Buenos Aires era mejor. Y el café, por supuesto, buenisimo. Creo que parte de lo que siento tiene que ver con que muchas cosas me son familiares. La forma de ser la gente, la calidez, la comida nuevamente, me hacen acordar mucho a mi infancia en Pompeya (mi barrio de Buenos Aires).

Hay dos cosas con las que me he deleitado: con la Focaccia y el Cornetto. La primera es una pizza. Se hace sin queso y es la especialidad de acá, del sur. Crocante, esponjosita y no te cae pesada. Y el cornetto es como el croissant español o una medialuna gordita de Argentina. Le ponen, crema (nata), crema pastelera (crema), nuttella, o la combinación de algunas de estas cosas. El dato curioso es que, como en Argentina, la panadería (patiseria en italiano) lo hace la noche anterior. Y acá, la pastelería abre para venderlo a esa hora. La gente hasta hace colas, y es una buen punto de reunión para la gente joven.

He de destacar que parte de la suerte que tengo se debe a que, casualmente, me encontré con unos argentinos ( a partir del trabajo) y me han explicado muchas cosas, y me explicarán, de todo este micromundo que hoy me toca vivir.

jueves, 18 de marzo de 2010

Siguiendo mi rastro...


Me parece increíble que todavía no les haya hablado del Rastro. Aquel de Sabina, que iba cada domingo a ver a esa argentina. Aquel del matadero, ya que se llama rastro porque por la calle principal de donde se ubica este mercado callejero, era por sonde se arrastraba a las reses muertas y ensangrentadas. Estas dejaban justamente un rastro de sangre.
También es muy mío el Rastro. Creo que ahí definitivamente me enamoré de Madrid…y de un madrileño.
Este domingo pasado fue el punto de encuentro con unos amigos que viven fuera de Madrid. Aprovechamos que por fin hizo buen tiempo y nos dimo una vuelta por ahí. No compramos nada, aunque a mi siempre me tientan las tienditas de ropita medio jiponas que hay.

Pero a mí, como creo que a la mayoría, me gusta el Rastro como “excusa”. Excusa de salir el domingo por la mañana (bueno, antes de comer, mejor dicho) encontrarte con amigos, pasear, ver gente muy igual y muy diferente, perderte por calles y callejuelas con “mercadillos paralelos”, poder encontrar prácticamente cualquier cosa y, claro que sí, como buenos y buenas madrileñas (aunque sea momentáneamente) tomarte unas cañitas con las tapitas que pongan. Como diríamos en Argentina, el Rastro es un sentimiento, más allá de todo. Ojala, los que no lo conocen, puedan hacerlo algún día. Yo les muestro un pedacito.







Les dejo una página muy interesante también, sobre el Rastro

http://www.elrastro.org/patrimonio-1.html


Aprovecho para comentarles que la porteña se va a Italia. Me lo tenía guardadito y de hecho me tenía y tiene bastante ocupada el tema. Me voy por trabajo 3 meses y aprovecharé para contarles algo de Italia. Seré La Porteña en Madrid que escribe desde Italia…Así que, ¡nos seguimos leyendo! no me pierdan el rastro...

Ciao...