Las argentinas que me lean sabrán lo que es caminar por la calle en Buenos Aires con minifalda, ropa ajustada o algo un poco más sexi. A veces, por ponerte alguna cosita linda te dicen cada barbaridad! La cuestión es que una de los primeros veranos que estuve en Madrid me llamó la atención eso, que podía ponerme una falda (pollera, en argento) y no suscitaba más que alguna que otra mirada de reojo, si la suscitaba... Últimamente, con el aumento de la inmigración latinoamericana, se nota que las miradas se vuelven un poco más impertinentes y a veces surge algún silbido o comentario en voz baja.
Ayer me puse una falda, ni muy larga ni muy corta. Suelo llevarlas más bien largas, pero esta estaba un pelín encima de la rodilla. El invierno ha hecho sus estragos en mí, pero como está bastante fresco todavía (nada primaveral) con unas medias gruesas estaba todo bien.
El caso es que he experimentado las bondades de mostrar un poco las piernas, aunque sea con medias, 31 años y unos kilillos molestos....
En el metro se me cayó un papel, que iba leyendo sentada, ya que no había mucha gente. Y un señor mayor que me estaba mirando, sentado en frente de mí, corrió a levantar el papel para dármelo. Todo un gesto de su parte.
Lo segundo que me llamó la atención fueron mis compañeros de clase, la verdad que no nos damos mucha bola todos con todos, pero he notado que esta vez estaban de mejor humor conmigo. Me han hecho bromas e incluso me han regalado alguna sonrisa (les juro que nos es habitual en la clase donde estoy).
Además de dejarme pasar primero siempre, tanto en el metro como en ascensores, pasos de cebras (senda peatonal) y cosas así, volviendo a mi casa, subía del andén y estaba el ascensor que te lleva a la superficie, cerrándose. Cuando un chico joven me vio mientras yo aceleraba el paso, inmediatamente paro el cierre de las puertas y me espero…. Increíble, de verdad, nunca me había pasado.
Moraleja, con minifalda, la ciudad te sonríe!
Ayer me puse una falda, ni muy larga ni muy corta. Suelo llevarlas más bien largas, pero esta estaba un pelín encima de la rodilla. El invierno ha hecho sus estragos en mí, pero como está bastante fresco todavía (nada primaveral) con unas medias gruesas estaba todo bien.
El caso es que he experimentado las bondades de mostrar un poco las piernas, aunque sea con medias, 31 años y unos kilillos molestos....
En el metro se me cayó un papel, que iba leyendo sentada, ya que no había mucha gente. Y un señor mayor que me estaba mirando, sentado en frente de mí, corrió a levantar el papel para dármelo. Todo un gesto de su parte.
Lo segundo que me llamó la atención fueron mis compañeros de clase, la verdad que no nos damos mucha bola todos con todos, pero he notado que esta vez estaban de mejor humor conmigo. Me han hecho bromas e incluso me han regalado alguna sonrisa (les juro que nos es habitual en la clase donde estoy).
Además de dejarme pasar primero siempre, tanto en el metro como en ascensores, pasos de cebras (senda peatonal) y cosas así, volviendo a mi casa, subía del andén y estaba el ascensor que te lleva a la superficie, cerrándose. Cuando un chico joven me vio mientras yo aceleraba el paso, inmediatamente paro el cierre de las puertas y me espero…. Increíble, de verdad, nunca me había pasado.
Moraleja, con minifalda, la ciudad te sonríe!